Araiz Arriola es una periodista que enfoca el ejercicio de su profesión a lo que más le apasiona: el atletismo, desde el cual encontró la manera no sólo de continuar con su crecimiento profesional a través de comunicar de un modo distinto todo lo que se vive en el mundo del running, sino también le permitió ganar espacios para las mujeres en el ámbito deportivo, que está mayormente ocupado y liderado por hombres.
Sin embargo, este empoderamiento en el espacio deportivo la colocó en un lugar de vulnerabilidad a la violencia digital principalmente, debido a la violencia sistemática que coloca a las mujeres en el ámbito privado, y cuando salen del molde, incomodan y son mal vistas.
Recordó que, desafortunadamente, la violencia no es exclusiva de las mujeres que se atreven a incursionar en cualquier área del ámbito deportivo, sino que a nivel nacional y mundial, garantizar a las mujeres una vida libre de violencia es una tarea casi imposible.
“Lo que pasa en internet es un reflejo de lo que pasa en la calle, vivimos en un mundo en el que se violenta de manera sistemática a las mujeres…Más del 90% de las personas acosadas en Internet son mujeres, más del 90% de las personas violentadoras son hombres, eso es lo que vivimos las mujeres todo el tiempo”, destacó.
Araiz Arriola cuenta que mientras se mantenía con bajo perfil no tenía ningún problema y podía desarrollar su trabajo de manera tranquila, pero una vez que empezó a tener voz en el mundo del running, la misoginia se hizo presente en su quehacer periodístico y también de manera personal.
“Muchas personas no soportan que las mujeres tengan un papel activo en el deporte, que hablen y tengan una voz, decir tu opinión en el espacio público es algo que ha estado reservado solo para hombres, las mujeres no solo deberíamos de estar sujetas al espacio privado, tenemos los mismos derechos” indicó.
Tras 15 años de trabajo en esta vertiente del periodismo deportivo, Araiz Arriola concluye que la solución no radica en “aguantar la violencia” sino en atreverse a alzar la voz y señalar las marcas que deja la violencia psicológica y digital.
“Nos enseñaron a quedarnos calladitas, a ser la versión más breve y silenciosa de nosotras para no incomodar. ¿Qué tal si dejamos de ser así y ocupamos todo el espacio que queramos?, no vamos a dejar de hacer lo que nos gusta y dejar de ser quienes somos solo porque alguien más quiere que nos quedemos calladas. Quiero vivir en el ámbito público y hacer el deporte que me gusta, sin violencia”
Finalmente comentó que el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, es importante recordar las deudas históricas que hay para todas las mujeres que se desenvuelven en el ámbito deportivo. Por lo que es urgente que se realicen acciones concretas que permitan a las mujeres vivir una vida libre de violencia como: cerrar la brecha salarial, seguridad digital, coberturas periodísticas igualitarias, sin sesgos de género, machistas y misóginas.