Por Wendy Jiménez |Publicado en Luchadoras
Rosario González Hernández, ‘Chayito’, nació en una comunidad ubicada a 120 kilómetros de la capital de San Luis Potosí, en un pueblo que tiene un clima cálido, rodeado de huertas de naranja y cultivos de chile y tomate, cuando ella nació las calles eran de terracería y había canales de riego, era un lugar tranquilo que permitía a los niños y niñas explorar mientras imaginaban grandes historias.
Ahí, en el ejido “El Refugio”, perteneciente al municipio de Rioverde, sus padres emprendieron el primer negocio familiar: “El Pedal”, establecimiento dedicado a la venta de bicicletas y refacciones que en poco tiempo se convirtió en uno de los más importantes de la zona, pues ahí el medio de transporte más utilizado es la bicicleta. Chayito tuvo su primer triciclo a los dos años y se involucró desde siempre en el negocio, así creció, siempre entre bicicletas.
A los 17 años de edad llegó a la capital del estado para estudiar arquitectura en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en ese momento adoptó la bicicleta como su medio de transporte. Entre las necesidades de traslados cada día se proponía recorrer distancias más prolongadas, se ganó su lugar como ciclista en una ciudad que cuenta con poca infraestructura para serlo.
Las condiciones viales la orillaron a cruzar en bicicleta el Parque Tangamanga -considerado como el parque urbano más grande de México, ubicado en San Luis Potosí- para dirigirse todos los días a trabajar, fue así que su entrenador, Francisco Matamoros, la invitó a practicar el ciclismo de manera profesional. En pocos meses alcanzó el nivel de sus compañeras de equipo. Participó e hizo pódium en competencias en su estado natal y otras entidades como Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato y Jalisco.
Chayito no se quedó sólo con competencias nacionales y buscó más. En 2018 participó en el Campeonato Mundial de Gran Fondo UCI en Varese, Italia, luego de emprender una campaña de recaudación de fondos para poder viajar a Europa y representar a San Luis Potosí y a México.
La justa atlética que se realizó el 02 de septiembre del 2018 comprendió un recorrido de 130 kilómetros en donde participaron alrededor de 4 mil ciclistas de diferentes países del mundo, de los cuales mil 200 eran mujeres. Chayito culminó la prueba en el lugar 20 en la categoría 18-35 años, lugar que consideró privilegiado y que le permitió adquirir experiencias deportivas y personales que comparte con las personas que la rodean y que despertaron en la potosina las ganas de ser mejor cada día.
El deporte como acto de rebeldía
Rosario fue una niña inquieta, siempre interesada en descubrir cosas nuevas, a los 12 años empezó a practicar el taekwondo tras la hazaña de obtener el permiso de sus padres y de convencer a sus hermanas y unas vecinas de formar un grupo para que pudieran ser entrenadas, ya que la disciplina estaba dirigida solamente para niños. Fue la única en la clase que logró obtener la cinta negra. Desde entonces supo que como mujer tenía que abrir espacios, luchar por ellos, ganarlos y demostrar que los deportes no tienen género.
El deporte empieza como un acto de rebeldía, lo buscas, estar metida en el deporte es algo que ya atraes en el carácter. Ser ciclista urbana me permitió adquirir seguridad, misma que transmito a los demás, yo nunca voy con temor, voy segura, y pienso que es así como el deporte da libertad y empodera a las mujeres, no sólo el ciclismo sino todas las disciplinas. De entrada, reclamar y ganar espacios te hace ver las cosas de un modo distinto”.
Durante su etapa universitaria siguió practicando el taekwondo mismo que le permitió participar en competencias locales, nacionales e internacionales. La deportista nata no imaginó que sería el ciclismo, lo que la llevaría a obtener importantes preseas y correr en Italia con las mejores del mundo.
Ser mujer y los peligros que implica vivir en un estado en el que durante el 2018 creció ocho por ciento la cifra de feminicidios con 53 casos detectados, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, practicar deportes se convirtió también en un mecanismo de defensa que ha tenido que utilizar en más de una ocasión.
Las ganas de transmitir su experiencia en la bicicleta a más mujeres, despertó en la potosina el interés de iniciar un grupo femenil de ciclismo urbano con el primer objetivo de que ellas reconozcan su fuerza y lograr que se ganen espacios en las calles a través de consejos que descubrió durante sus miles de kilómetros recorridos.
La arquitecta diseña ciclovías
Siempre tuvo el gusto por el diseño de ciudades y el paisajismo, actualmente su trabajo como arquitecta consiste en la planeación y diseño urbano; hace proyectos paisajísticos, de cartografía urbana y proyecta ciclovías en la Zona Metropolitana de San Luis Potosí. La principal prioridad es que cumplan con las necesidades de los ciclistas urbanos de la ciudad que, en su mayoría, son trabajadores de la construcción, jardineros, mensajeros y estudiantes.
En el diseño de rutas se busca que sean trayectos agradables y seguros, donde el ciclista se sienta tranquilo y pueda disfrutar de su recorrido. Tras reconocer las rutas más frecuentes por donde se mueven los ciclistas, se adaptan las vialidades para que sean compartidas como en el pueblo de donde es originaria.
Bajo el principio de que “la ciudad es para la gente no para los vehículos motores”, ‘Chayito’ diseña la red de ciclovías con la esperanza de que poco a poco la zona conurbada cuente con la infraestructura necesaria que permita la convivencia entre el peatón, el ciclista y el usuario de los vehículos automotores.
“Una bicicleta me trae recuerdos desde la infancia en el negocio de mis papás; explorando casas por el canal y dando vueltas en los callejones de ‘El Refugio’, mis amigas y yo recorríamos todo el pueblo, cortábamos naranjas y mangos, parábamos a descansar y mojarnos en el canalito. De mi etapa universitaria cuando inicié como ciclista urbana. Ahora como corredora profesional. Estoy muy involucrada en el ciclismo, quiero dar más en la bici… Pero también tengo interés por otras disciplinas, me gusta correr y tengo un sueño en el atletismo, me encantaría algún día hacer un maratón “, dijo, convencida de que las pasiones y los límites los define cada persona.
A segundos de cruzar la meta en el Campeonato Mundial de Gran Fondo supo que su vida era estar entre bicicletas, descubriendo que aun estando en Italia, siempre se podía llegar más lejos desafiando sus propios retos.